sábado, 26 de enero de 2013

Holograma

Si cuento las veces que he volteado por error al escuchar mi nombre, no me creerías. Ni entenderías por qué es que vuelvo a desarmarme cada vez que nazco. Y es que la tragedia guarda hipócritamente mis verdades; las envuelve y las ofrece, se ríe de ellas.

Y tú, ¿qué piensas? ¿es que acaso yo también fui cortado con la misma tijera? Mira, son las marcas de mis zapatos, son las huellas de mis suelas en la tierra, en lo podrido, en lo maldito. ¿Ves como se arrastran? Como si pesaran más de lo que parecen, como si fueran parte del camino, parte del suelo por donde se arrastran.

Hoy tengo tu holograma en mis manos. Duele porque te veo, si no te viera, dolería menos, pero estás ahí, intentando decirme algo. Duele porque te escucho, si no te escuchara, dolería menos, pero estás ahí, intentando hacerme sentir algo. Duele porque te siento, si no te sintiera, dolería menos, pero estás ahí... estás ahí.

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